SUERTUDO


Reconozco que soy un tipo con suerte. En mi vida y generalmente accidentalmente me he cruzado con gente que me han aportado muchísimo a mi crecimiento como persona y que me han abierto nuevas preguntas e interrogantes unas veces y me han solventado dudas otras.

Esta no es una entrada sobre mis amigos, ya que aquí y sin pecar de modesto reconozco que tengo los mejores amigos del mundo, un lujo todos ellos, desde la que es amiga desde hace mas de 30 años hasta la recién llegada como quien dice que, poco a poco se ha ganado un sitio en mi corazón, y a la que puedo llamar amiga sin ningún tipo de duda. Es curioso pero creo que tengo mejores amigas que amigos en una proporción de 3:2. No tengo muchos amigos, pero si los mejores, a todos ellos gracias.

Pero como digo, esto no es una entrada sobre ellos, si no sobre gente que te cruzas una vez, de forma totalmente aleatoria, sin prever lo que ese cruce te puede aportar y sin que la otra persona sea consciente del impacto que provoca en ti.


Ocurrió hace algún tiempo, estaba yo por el centro, perdiendo un poco el tiempo, mientras me decidía entre comprar un libro, un disco, ambas cosas, irme al cine, o volverme a casa después de un bonito paseo por el centro sin ninguna compra. En esas estábamos cuando sentí hambre y decidí entrar en algún restaurante a comer, todo aquel que conozca el centro de Madrid conoce que la oferta es amplia y la mayoría de la veces la relación calidad/precio mas que optima, así tras desechar un japonés, me apetecía algo mas casero, y un par de bares cuyo menú no acababa de convencerme me decidí, por uno cuya oferta me pareció adecuada.

Me sentaron, en la única mesa que les quedaba libre, al final del bar, al lado de las escaleras que llevaban a los servicios. Pedí la comanda y mientras esperaba aburrido ojeando el periódico el primer plato, empecé a prestar atención a la conversación que me llegaba de la mesa que se hallaba a mi izquierda, reconozco que al principio lo hice por distraerme un poco, pero poco a poco fui entrando en lo que aquellas dos personas, dos hombre ya maduros estaban comentando. ¿El tema de la charla?, el aún nada claro o origen de Cristóbal Colon y algunos puntos oscuros sobre sus viajes. Debo admitir que oyendo esa charla entre aquellos desconocidos, aprendí más sobre Colon y sus viajes americanos, que en todos los años de colegio. Me pusieron al día de las últimas teorías colombinas, sobre que actualmente se admite como lo más plausible que su origen fuese noble, que existe un mapa en la biblioteca nacional que demuestra claramente cual fue la primera tierra americana que toco colon, ya que se conserva con los topónimos indígenas. Reconozco que pocas veces he disfrutado mas con una comida en compañía de dos personas totalmente desconocidas.

O aquella otra vez, que sentado en un banco del paseo del prado mientras disfrutaba de uno de los atardeceres madrileños, se me sentó al lado una persona que resulto ser un profesor sirio, y me entere, mas bien me medio entere que mi ingles no da para mas, que había venido a Madrid a un curso sobre recursos hídricos y me dio toda una lección como en su país estaban estudiando las nubes para hacerlas llover donde y cuando se necesitaban y que venia al curso a enterarse de los últimos avances en como y cuando hacer llover a las nubes

Pues bien ayer me sucedió algo parecido, tras terminar la clase, nos juntamos con la profesora en el bar cercano al local donde damos las clases, para tomar una cerveza y recuperar las fuerzas y sales perdidas en las dos horas de infierno que son las mismas. Así charlando con ella nos enteramos que no solo es cantante y profesora de baile, sino que es musicóloga.¿Su especialidad?, la música afro en toda América latina, desde Río Grande hasta la Patagonia, pasando por las antillas ya sean las mayores o las menores, el caribe, las relaciones de todas estas músicas entre si, y su relación con las músicas de África. Nos contó, someramente, el origen de alguno de los instrumentos, o el de algunos bailes como la cumbia, o el porqué de alguno de los pasos que se dan en la bachata o en el merengue. Y que es lo que se ha perdido o ganado al transponer la música de África en América. Y como sus intereses han ido variando de la sola música a la cultura de la negritud, ella es negra, en general.

Un verdadero lujo y solo por el precio de una caña.
¿Soy o no un tío con suerte?

Comentarios

charada2 ha dicho que…
Recuerdo perfectamente el día en que me contaste que te habías cruzado con aquellos dos eruditos en el tema de Colón... si es que yo también soy una tía con suerte porque tengo un amigo que sabe observar las casualidades como una oportunidad única de la que sacar algo.

Besos y muchos

Entradas populares de este blog

LENTEJAS CON PUERRO, PASAS Y SALSA DE SOJA AGRIDULCE

QUISSAMA III

COLIFLOR Y PUERROS AL HORNO CON SALSA DE YOGURT