PUENTES


Es el último día de julio de 1944, el mundo se sigue desangrando y un piloto de las fuerzas libres francesas sale con su avión de patrulla por el mediterráneo occidental. El piloto de 44 años nunca volvió, no se sabe si fue derribado por cazas alemanes o si su avión fallo y se precipito en las azules aguas, el caso es que el piloto fue dado por desaparecido y su cuerpo nunca se encontró.


Badghis es una provincia afgana como cualquier otra. Con una climatología extrema que hace que en verano sea un infierno y en invierno las temperaturas no exceden de unos poco grados sobre cero. Hay pobreza y atraso, su principal producción es el cannabis las carreteras son pistas de tierra que solo se pueden transitar en verano, hay muy pocos colegios y casi ningún hospital, y si hay alguno es el de las fuerzas armadas aliadas. En este caso son soldados Españoles, no es una provincia donde los talibanes estén especialmente presentes o activos, aunque no hay semana donde estos soldados no sufran algún ataque, aunque afortunadamente no siempre son mortales.

M.J. es una mujer española de mediana edad, ella no es militar, y su pasión es coleccionar ejemplares de una de las obras que el piloto muerto en 1944 escribió. Si resulta que aquel hombre además de guerrero era escritor. La mujer tiene cientos de ejemplares de la más conocida de las obras del soldado/escritor, las tiene en casi todos los idiomas. Es su pasión. Un día leyendo como en las madrazas afganas los niños eran instruidos por imanes analfabetos en los secretos del Coran, se le ocurrió que quizás ella podía ayudar a los niños afganos. Así que corta ni perezosa, reunió a sus amigos, les hablo de su idea y les convenció. Posteriormente se puso en contacto con el ministerio de defensa que acogió su idea de manera muy favorable, tanto que la puso en contacto con un catedrático de literatura de la universidad de Kabul. Le contó su idea, traducir su pasión al Darsi, el idioma afgano y que las tropas españolas lo repartieran por colegios. El Hombre acogió la idea con entusiasmo. Este otoño las tropas españolas repartieron entre los niños de las distintas madrazas los 500 ejemplares editados.

Como colofón a esta idea, el coronel al mando de las tropas y esta mujer, se han empeñado en construir un colegio español en Kabul, en un terreno que les ha cedido el gobierno de ese país.

Veis como si quedan héroes. Estoy seguro de que los niños afganos al igual que todos nosotros se emocionaran y disfrutaran de ese pequeño libro en número de hojas pero grande en cuanto a calidad literaria y humana. Como no hacerlo con fragmentos como este


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Entonces apareció el zorro.
-Buenos días -dijo el zorro.
-Buenos días -respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta, pero no vio nada.
-Estoy acá -dijo la voz- bajo el manzano...
-¿Quién eres? -dijo el principito-. Eres muy lindo...
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!...
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado.
-¡Ah! Perdón -dijo el principito. Pero, después de reflexionar, agregó:
-¿Qué significa «domesticar»?
-No eres de aquí -dijo el zorro-. ¿Qué buscas?
-Busco a los hombres -dijo el principito-. ¿Qué significa «domesticar»?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas?
No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»?
-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa «crear lazos».
-¿Crear lazos?
-Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...
-Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...
-Es posible -dijo el zorro-. ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas...!
-¡Oh! No es en la Tierra -dijo el principito. El zorro pareció muy intrigado:
-¿En otro planeta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en ese planeta?
-No.
-¡Es interesante eso! ¿Y gallinas?
-No.
-No hay nada perfecto -suspiró el zorro.
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