LUNES


Poco a poco volvemos a la normalidad. Así que aprovechando el último día de las vacaciones de nuevo empezaremos a escribir estas mis tonterías y para ello nada mejor que comentaros el fin de semana. Al final y como siempre no sé cómo lo logramos pero no hemos tenido ni un minuto de descanso.

Todo comenzó el viernes, ese día J. “El africano” de quien ya he hablado varias veces, decidió en compañía de M, una amiga que conoció en uno de sus periplos africanos, que celebrarían juntos sus cumpleaños. Así que nos citarón a todos en un céntrico local madrileño, nada glamuroso pero amplio y con buena música. Entre los dos amigos juntaron un grupo de unas 60 personas que llenaron la primera planta del local, tras encontrarnos allí con unos amigos comunes, charlar un rato tanto con los homenajeados como con otras personas y tomarnos unas cervezas, a eso de la 1 de la madrugada A. y yo decidimos que ya teníamos hambre y salimos a buscar algún sitio para cenar. Como es lógico a esas horas nuestros sitios favoritos están cerrados y acabamos comiendo una ensalada y un plato de pasta en un VIPS, tras cenar y dar un paseo, volvimos a casa.

El sábado nos levantamos tarde, y tras desayunar nos fuimos a realizar las tareas más sabatinas, descambiar un pantalón, hacer algo de compra, y limpiar someramente la casa. Tras la comida en casa de mis padres, y junto con mi hermana y cuñado nos fuimos al centro ya que habíamos quedado con M. y G. para ir al teatro. También se nos unieron P. y G. La obra elegida el musical “Avenue Q”. No sé si habéis oído hablar de ella, es un poco como si a los muñecos de Barrio Sésamo les viésemos 20 años después, con sus vidas normales en un oscuro barrio neoyorkino. Para mi gusto, quieren ir de transgresores pero se quedan a las puertas, al final lo que envían es un mensaje conformista y de apáñatelas como puedas, aunque reconozco que pasas un rato agradable y reconozco que ver a los actores cantar mientras mueven los muñecos hace que realmente valores su dificultad. Tras el musical, nos fuimos a cenar a un japonés al que últimamente teníamos un poco abandonado. Solo puede decir una palabra respecto del menú. Sublime. Cualquier otra cosa que diga es menospreciar las viandas que nos presentaron y de las que dimos debida cuenta. Tras la cena, los dueños nos invitaron a un licor de cerezas que hacen de forma artesanal. Tras despedirnos y viendo que aún no era demasiado tarde, cruzamos la calle y entramos en uno de los muchos locales especializados en gin tonic. Allí, estuvimos charlando y observando al paisanaje hasta las tantas de la madrugada, en que decidimos que ya era tiempo de volver a casa. Antes de acostarnos volvimos a sentir esa maravillosa sensación que nos invade desde la puesta en marcha el 1 de enero de la ley del tabaco que es volver a casa después de una noche de juerga y no oler completamente a tabaco. Todo un éxito la ley por otra parte

Ayer fue un día casi tranquilo, nos levantamos y tras comer algo, nos fuimos al cine. Vimos una peli peruana “Contracorriente” se llama. Trata la historia de amor entre dos hombres, un pescador y un artista en un pequeño pueblo del norte peruano. De los miedos de uno, de la muerte, de los miedos y reservas que aún existen a ser reconocido como homosexual, a las puyas y recelos de los de hasta ayer tus amigos y que ahora dejan de considerarte como tal, por miedo, por desconocimiento, por prejuicios y sobre todo por el que diran.

En fin. Que como veis poco a poco vamos de nuevo entrando en la rutina.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LENTEJAS CON PUERRO, PASAS Y SALSA DE SOJA AGRIDULCE

QUISSAMA III

COLIFLOR Y PUERROS AL HORNO CON SALSA DE YOGURT