MAGIA



Y por fin llegó y a su paso todo fueron gritos, risas y algún pequeño desencanto. Como desde tiempo inmemorial y como espero que sea siempre, la noche más entrañable del año fue una montaña de ilusiones y alegrías.

Como hacen hoy en día los padres, los míos nos mandaban a mi hermana y a mi bien temprano a la cama. Con un, a dormir que viene los reyes, mi hermana y yo nos íbamos obedientemente a nuestros cuartos, quizás en la única ocasión en lo que no protestábamos y no pedíamos quedarnos un poquito mas despiertos. Eso si antes había que asegurarse de dejar los zapatos , limpios por supuesto, delante del aparador, comprobar que había turrón suficiente en la bandeja, un poco de agua para los camellos y un vaso de leche para los reyes. Una vez hechas estas comprobaciones, nos metíamos en la cama.

No se como pasaría mi hermana esa noche, yo la recuerdo de muchísimos nervios, de repasar mentalmente que cosas les había pedido en la carta que diligentemente habíamos escrito y entregado a uno de los pajes reales una semana antes. Una noche de ilusión, imaginándome que me encontraría a la mañana siguiente en el comedor, y una noche de nervios, de un ¿y si?. Mira si no he sido lo suficientemente bueno y no me traen nada, y si no me traen lo queme gusta. Al quedarme dormido, cualquier ruido me despertaba, y no me atrevía a levantarme de la cama, los Reyes pensaba yo. Recuerda me decían mis padres, no te levantes hasta mañana por la mañana, no vaya a ser que veas a los reyes y se lleven tus regalos. Y así podía pasar la noche, despierto, sin pegar ojo, con unas ganas enormes de ir al baño, pero sin pestañear por miedo a que los Reyes se diesen cuenta de que estaba despierto y me dejasen sin regalo. Y pasaban las horas y por fin, los nervios, la curiosidad, las ganas podían más que los miedos inducidos, y me levantaba de la cama e iba al baño. No sin antes asomarme ligeramente en el comedor y ver que efectivamente los Reyes habían pasado y el comedor estaba lleno de paquetes. O quizás, eran los gritos de mi hermana, que me llamaba, ven corre despierta ya han llegado los reyes.

Podían ser las cinco de la mañana que en mi casa ya no se dormía. Encendíamos la luz del pequeño comedor y allí donde mirases veías paquetes. Encima del sofá, en el suelo debajo del zapato, junto al árbol. Comprobabas de reojo que los reyes se habían bebido la leche y los camellos el agua, a la vez que la bandeja de turrón había sufrido una buena merma. Pero tu objetivo principal, eran los paquetes. Sentados en el suelo, en pijama, con frío empezábamos a desenvolverlos. Papa, papa gritabas mira me han traído un coche, o mira mama un libro de cuentos. Tus gritos se mezclaban con los de tu hermana, le enseñabas tus regalos ella te mostraba los suyos No recuerdo las caras de mis padres, aunque imagino que no podrían ser mas que de alegría y contento al ver la ilusión con que sus hijos habrían los regalos.

Pero creces y llega un día donde tu madre con mucho secreto te hace pasar a su habitación y cierra la puerta. Y te dice seria, J. tengo que comentarte una cosa. Tu haces un repaso rápido de todo lo que últimamente has hecho mal, del colegio, de lo que has roto y las mentiras que llevas encima. Preparas una defensa. Pero no, no es nada de eso, solo te quieren desvelar el mayor de los secretos. Respiras aliviado, Ya lo sabías respondes, con ese deje de hombre mayor que les sale a los niños cuando se dan cuenta de que han pillado a los mayores. Pero no se lo digas a tu hermana te advierte tu madre. Júralo. Y tu respondiendo que nunca le dirás nada a tu hermana pequeña.

Y aún así, pese a crecer, todas las noches del 5 de enero seguía poniendo el zapato. Los regalos cambian, ya no había juguetes, pero unos vaqueros, o un disco, una camisa. Los Reyes nunca fallaban a su cita.

Hoy muchos años después, sin tanto misterio, sin vaso de leche para sus Majestades ni agua para los camellos pero con la misma ilusión sigo colocando mi zapato con la esperanza de que los Reyes se sigan acordando de mí. Incluso A. que viene de una cultura donde los regalos son en navidad deja su zapato y los Reyes en reconocimiento siempre la dejan algo, al igual que a mi.

Y nunca, nunca me han defraudado y este año tampoco ha sido una excepción.

Comentarios

BENHUMEA ha dicho que…
Hace dias que habia leido peor no habia encontrado el huequito para comentarte, primero, noooo no te contare mi secreto para adivinar, pk si te lo cuento seguro que ya no me dejas adivinar jejeje no tienes una idea de cuanto disfruto tus viernes de fin de mes, los espero ansiosa, es como conocer el mundo atraves de tus ojos, por cierto GRACIAS.

Me encanto tu historia de los reyes majos jejeje un amigo les dice asi, y bueno ya que no son reyes ni magos, bueno seguro que majos si eran, que bonito es la magia que crea y el ambiente, seguro que te portas muy bien y por eso nunca te dejan sin ilusion que es lo ma simportante, desde esta orilla del oceano te deseo un año super prospero lleno de oportunidades, salud, trabajo y mucho cariño de los sere que te quieren.

PD. A mi los reyes majos me trajeron un cuerno retorcido, no sera que dejaron mi regalo debajo de tu arbolito???

uN BESAZO.
JCM_MAD ha dicho que…
un beso y lo mejoires deseos para ti también
Carmen ha dicho que…
Me ha puesto la piel de gallina, me ha recordado lo mismo que pasaba yo cuando era pequeña, que bonita esa magia...un beso
Carmen

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