PELUQUERO




Ayer me ocurrió una cosa que podemos catalogar de graciosa.

Había decidido ir al peluquero, que sinceramente ya me estaba haciendo falta. Así que, llego, pregunto si hay mucha gente delante, y me siento a ojear una revista para hacer tiempo. El peluquero, como hacen todos los peluqueros del mundo, estaba hablando en ese instante con la persona a la que estaba arreglando el pelo. Por las palabras que me llegaban, estaban hablando de fincas, de pozos y del trabajo que da el campo. El peluquero comentaba entre tijeretazo y recorte que el tiene una finca heredada de sus padres con uno cuantos olivos y otra con unos cuantos almendros.

Con un sonoro, creo que ya esta bien, el hombre da por finalizado su trabajo, mientras da el último retoque aquí, elimina un pelillo rebelde allá y pasa el cepillo para eliminar algún resto que haya podido quedar en la ropa del cliente. Mientras este se levanta del sillón, el peluquero va a la trastienda y vuelve con un tupper que contiene unas almendras fritas.
Lo abre y nos ofrece
Probadlas, dice mientras nos ofrece el contenido.
Cogo una y la pruebo. Realmente esta rica, con el tostado justo y la sal necesaria y asé se lo digo
Coge mas, un par de ellas por lo menos – me dice- que así podrás saborearlas mejor
Le hago caso y vuelvo a probar las almendras. Me reafirmo en mi opinión
Muy ricas le digo

Me hace pasar al sillón, me siento y mientras me pone la sabana que evitará que me llene de los restos de mi cabello, tampoco tanto no nos vayamos a engañar, me cuenta que las almendras son de sus árboles que las hace el los fines de semana y que de momento se las vende a los amigos, pero que en un futuro ha decidido vender a tiendas y negocios y que por ello ha decidido plantar 200 almendros mas.

Si, además si el producto es bueno como este, se vende solo. Le digo, mientras que en mi cabeza empieza a surgir la idea de hablarle del grupo de consumo y que podríamos estar interesados.

Si me dice, almendras que pelo yo los fines de semana, Aceite y aquí cito una conocidísima maraca de aceite española y sal.

Aquí, mi idea inicial se enfrío un poco, por el tema del aceite pero bueno tampoco es que seamos talibanes del ecologismo y siempre se puede hablar con el y convencerle de que mas adelante, utilice otro tipo de aceite. Cuando estoy por decirle algo de mi grupo y de nuestro posible interés me comenta.

Además mira, me dice, tengo un conocido, que veamos, como decirlo, esta un poco.. Aquí duda si llamar a su amigo loco así que para evitar que diga la palabra que no quiere decir, le ayudo.

Si vamos que cada uno es como es, le digo

Exacto, me dice el, este amigo esta en una especie de asociación, de conjunto de secta que solo consumen productos ecológicos.
Un grupo de consumo, le digo mientras cierro bajo 7 llaves la idea de hablarle de nuestro grupo de consumo

Si, eso –prosigue- Son una gente que todo lo que consumen es ecológico, no les importa lo lejos que tengan que ir a buscarlos, yo aquí reconozco que me calle mas que nada porque quería saber que grado de información tenia sobre los grupos de consumo, y que además no les importa pagar lo que les pidan con tal de que sea ecológico. Reconozco que visto el desconocimiento de lo que me estaba contando estuve a punto de echarme a reír, si no lo hice entre otras cosas es que en ese instante estaba con la tijera cortando los pelillos de detrás de la oreja y la necesito para sujetar las gafas.

Mira, prosiguió el peluquero, allí en mi pueblo, mi vecino se ha jubilado, pero como se aburre y tiene un huerto ha decidido hacer unas canastas con productos ecológicos y las vende por los alrededores a 50 € cada canasta.

Joder que caras, le digo yo. Pensando que esos 50 € son los que pago por toda la verdura y hortalizas que consumimos al mes.

Si, el mete unas cebollas, unos pimientos y alguna cosa mas y con una camioneta hace el reparto, como te dije la gente se lo paga

Yo no dije nada, mientras el me seguía comentando de sus almendros y como había pensando rentabilizar su negocio.

Ya no te voy a cortar mas, me dice, mientras termina de pasarme el cepillo por el cuello.

Pues nada, a ver cuando vemos tus almendras por ahí, le digo al despedirme

Gracias y hasta otra, me dice el, mientras salgo del local pensando para mis adentros que al final la gente tiene un desconocimiento enorme sobre la agro-ecología lo que supone y lo que representa y que para la inmensa mayoría de la gente los que estamos metidos en grupos de consumo que abogamos por otro tipo de consumo somos unos frikis, que pagan lo que sea por unos pimientos.

Y encima cuando llego a casa y se lo cuento a A., después de reírse un rato me dice muy seria que oportunidad has perdido para hacer incidencia y adoctrinamiento, mientras se vuelve a reir

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