COMIENZOS


Me hubiese gustado decir que mi entrada en el mundo de los grupos de consumo, fue producto de años de profunda reflexión y convencimiento interior, pero como casi todas las cosas en mi vida sucedió un poco por casualidad.


Seria junio del 2010 cuando A. llego a casa después del trabajo. Por entonces A. estaba haciendo las prácticas de un master que estaba realizando. El master versaba sobre uso del suelo público e intermediación vecinal y se realizaban en el castizo barrio de lavapies. Mientras me comentaba las novedades del día, se acordó que una compañera del curso P. le había comentado que se estaba empezando a formar un grupo de consumo en el barrio y que la primera reunión se haría ese mismo viernes en el parque del casino de la reina. A esa primera reunión no pudimos acudir pero a la segunda, que se realizo el viernes siguiente en el mismo lugar acudimos con por lo menos yo una mezcla de curiosidad, interés y por que no decirlo de temor e inquietud. El grupo unas 30 personas nos sentamos en las gradas del parque mientras dos miembros de montagrupos, nos indicaban los primeros pasos que deberíamos dar en nuestra andadura como grupo de consumo. Nos explicaron como contactar con productores. Nos comentaron las diferencias que había entre la cesta cerrada y cesta abierta. Las diferencias de planteamiento que había entre los diversos grupos de consumo. Reconozco que les escuchaba con creciente interés. Su charla-guia era interrumpida de vez en cuando por alguna de las personas del grupo que hacían preguntas que yo en mi total ignorancia veía complicadísimas y atinadísimas y que me hicieron en ese momento aplicar el viejo dicho que reza “mas vale estar callado y pasar por tonto que abrir la boca y confirmarlo” y de esta forma asumí, mas tarde descubrí que equivocadamente, que algunas de esas personas que yo aún no conocía de nada, eran avezados navegantes en el océano de la agroecología. Tras esa charla, decidimos vernos después del fin de semana en el mismo lugar para seguir avanzando en aquella aventura. Ese lunes estábamos más preparados, habíamos podido pensar en lo que nos habían contado y además aparecieron algunas litronas que hacían más llevadera la calurosa tarde. Personas a las que aún no ponía nombre dieron su opinión y argumentaban sobre si era mejor una cesta abierta y cerrada, yo perdido un poco el miedo inicial también di la mía, y así se decidió que al ser un grupo nuevo y sin mucha experiencia seriamos un grupo de los llamados de cesta cerrada. En algún momento alguien propuso que nos fuésemos a algún bar para continuar la conversación. Nadie se opuso. En aquel momento supe que aquel grupo era mi grupo y que aquellas personas sin lugar a dudas eran buena gente. Ya sentados en una mesa y delante de unas cañas llego el momento de la verdad, la decisión difícil ¿Cómo nos llamaríamos?. Creo que visto en perspectiva y viendo las eternas discusiones que hemos tenido después por casi cualquier tema, fue una decisión sencilla y rápida. Nos llamaríamos Híbridos de Lavapies aunque nos conoceríamos como Hibryx o hibrydxs. El nombre, es debido a que aunque éramos un grupo de cesta cerrada, estábamos abiertos a relacionarnos con productores que ofreciesen sus productos en cesta abierta.

Ya teníamos nombre y posicionamiento estratégico que se dice ahora pero nos faltaba lo importante. ¿Quién nos suministraría las verduras?. Reconozco que aquí tengo una laguna, no recuerdo quien dijo por primera vez el termino “Acascopuerro” ni quien comento las bondades de aquel proyecto. Si se, que al poco A. una de las integrantes de acascopuerro se acerco a darnos una charla sobre su proyecto, sobre que querían lograr y como se proponían realizarlo, recuerdo también que nos entusiasmó y que la discusión sobre cual sería nuestro proveedor quedo zanjada en seguida. Uniríamos nuestra suerte a las mujeres de Acascopuerro. Por nuestra parte nos comprometimos a mantener estable el número de cestas ya que en caso contrario es imposible llevar una planificación, a ir a la huerta a trabajar como mínimo una vez al mes. Por parte de las productoras su compromiso era darnos una cesta semanal de con al menos 5 productos distintos y diferentes de los de la semana anterior, planificar los distintos cultivos de temporada en reuniones conjuntas con nosotros y a mantener el precio de la cesta por toda el año productivo. Creo con el tiempo hemos conseguido que Acascopuerro sea una parte de Hibryx, tanto como Hibryx es una parte de Acascopuerro. Que las salidas mensuales a la huerta sean un momento de trabajo si, pero también de risas, de compañerismo de dar sentido al proyecto, de enriquecimiento colectivo y personal. Y Ahí seguimos.

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