RELATO CORTO
Si mi vida fuera
una vida normal, hoy seria mi cumpleaños. Lo que haría si mi vida fuese como la
del todo el mundo es intentar escaparme 10 minutos antes del trabajo e ir al
bar de siempre, donde quedaría con mis compañeros y amigos. Tomaríamos unas
cervezas y farolearíamos sobre coches y mujeres, luego me despediría de ellos, dejándoles allí tomando
la última, esa que nunca es la última, ni siquiera la penúltima, ni la penúltima
antes de la penúltima. Antes de volver a casa a ver a Julia y los
niños, sacaría tiempo para pasar a ver a Maria, que me estaría esperando con
esa sonrisa que me vuelve loco, con ese cuerpo por el que haría, por el que en
realidad ya hago una locura, ese cuerpo que transformaría un día de una vida
que podría ser normal en algo inolvidable. Luego ya en casa, después de cenar,
mientras comemos la tarta de cumpleaños y ante la expectante mirada de mis hijas,
abriría sus regalos. Les diría cuanto me han gustado la corbata y la loción
para después del afeitado que me han comprado y les daría un beso antes de
mandarlos a la cama. La peque como siempre querría que la leyese un cuento, hoy
tocaría la historia de “blanquito el conejo al que no le gustan las
zanahorias”,y como siempre al poco de comenzar se quedaría dormida. La mayor
estaría esperando a que terminase con su hermana para que la diese otro beso. Si
fuese una vida típica después me acercaría a mi mujer, quien me besaría
suavemente en los labios y me susurraría, un casi inaudible “feliz cumpleaños”,
antes de irnos a dormir, por que ya se
sabe que en las vidas normales al día siguiente hay que madrugar
Pero no. Mi vida
no es como las demás, nunca fue, no será…
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