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Hay dos noticias que por diversos motivos me han llamado la atención. Son
dos noticias que han tenido lugar en puntos totalmente alejados uno del otro,
tanto física como culturalmente. Dos noticias que podrían parecer que no tienen
ninguna relación pero que creo yo que en el fondo están relacionadas por un
fino hilo.
Una de las noticias ha ocurrido en Pakistán, en una remota y pobre región,
colindante con Afganistán. Allí una niña de 14 años de nombre Malala, tenía un
sueño, no era un gran sueño, era un sueño modesto, pero en su modestia estaba su grandeza y a
los ojos inquisitoriales su peligrosidad. Este sueño era poder ir a la escuela
y aprender, tenía el sueño de poder formarse y llegar a ser una mujer con un
futuro, el que fuera pero un futuro, y lo mejor de este sueño es que no era un
sueño egoísta sino que implicaba a todas las niñas de su zona, pues en su sueño
todas las niñas de su pueblo iban a la escuela a aprender y así tener una
oportunidad de salir de la pobreza, de la exclusión, de la esclavitud en forma
de matrimonios forzados antes de la mayoría de edad. En su sueño ella y sus
amigas eran felices. Malala por medio de una bitácora hacia participe al mundo
de su ilusión no solo por ir a estudiar, sino también de jugar, de cantar de
poder vestir con los colores que quiera y hacer lo que hace cualquier niña de
14 años y de las trabas que los talibanes – no deja de ser curioso que la
traducción de la palabra talibán, sea estudiante- la ponían en nombre de su
depravada idea de Dios la ponían para poder realizarla. Esos hombres,
analfabetos ellos también, no podían
permitir que una niña les llevase la contraria y se atreviese a desafiar
su poder con la fuerza de sus sueño y
así un día cuando Malala iba al colegio,
decidieron interceptar el autobús y tras buscar a nuestra heroína, la
pegaron un tiro en la cabeza, después de eso y creyéndola muerta la dejaron
allí tirada y abandonada. Pero sus agresores en su simpleza, no sabían que
Malala además de ser una soñadora es una luchadora y en ese mismo momento
empezó a luchar por su vida. Hoy esta ingresada en un hospital ingles, ya que
su país aparte de no poder brindarle los cuidados necesarios era incapaz de
garantizar la seguridad de la joven, donde todos esperamos que se recupere y
vuelva a luchar para poder seguir soñando.
La otra historia ocurre como he dicho al otro lado del mundo en Canadá, en
una ciudad rica y desarrollada. Allí una niña de 15 años llamada Amanda Todd sufría
una pesadilla. Una pesadilla que la perseguía
no solo en sueños, sino que se hacia dolorosa realidad todos los minutos de su
vida. Todo comenzó hace un par de años atrás, cuando como muchas otras niñas y
niños en el mundo estaba sentada frente a su ordenador, conversando en el chat con
sus amigos, oyendo música. En ese instante se la abrió una pantalla donde
alguien le pedía ser su amigo e iniciar conversación. Ella con la mezcla de
temeridad e inocencia que da tener 14 años, acepta y comienza a charlar con el
desconocido. En un momento dado el desconocido, le pide una foto de sus pechos
desnudos, ella acepta y en ese mismo momento comienza su pesadilla. El supuesto
amigo pasa a ser acosador, le pide fotos cada vez más atrevidas, y en caso de
que Amanda se niegue la chantajea diciéndola
que va a enviar las fotos a sus padres, a sus profesores a sus amigos. En su
descaro el acosador se crea un perfil de Facebook, donde la foto del perfil, es
la primera foto que le envió Amanda. Un día Amanda se cansa y le dice no y el
hombre envía las fotos a todas las personas tal y como amenazo. Amanda y su
familia cambian de domicilio, de colegio pero el acoso continua, el hombre hace
circular falsos rumores en el nuevo
colegio de Amanda y consigue que sus nuevos compañeros lleguen incluso a
agredirla físicamente. Amanda crea un
video pidiendo ayuda, y lo cuelga en Internet, ha pasado un tiempo y nadie
responde a su grito y por fin derrotada se suicida para poder poner fin a su
pesadilla.
Creo que los paralelismos entre estas dos historias, tan diferentes pero en
el fondo tan iguales son claros. Violencia,
abuso, machismo, fascismo, sometimiento y sumisión se nos presentan diariamente
bajo las formas más diversas y es nuestro deber combatirlas. Y este es mi
pequeño grano de arenaen forma de reconocimiento y homenaje
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