KACHKANIRAQMI
Cuando dos
personas se encuentran en un camino en los Andes, y una le pregunta a la otra
¿Qué tal? ¿Cómo va? la interpelada contesta con el termino quechua
“kachkaniraqmi” que significa sigo siendo o aun soy para expresar que sigue
vivo. Pero también es un término que implica a la comunidad en la que vive o
habita.
Estos días se ha
emitido en la Casa América de Madrid la película Sigo Siendo (Kachkaniraqmi)
dirigida por Javier Corcuera, director entre otras películas de la premiada la
espalda del mundo o la no menos conocida Invierno en Bagdad.
En esta película
Corcuera nos propone un recorrido por las músicas del Perú, en base a la
tradicional división zonal del Perú en selva, sierra y costa. Oímos cantar en shipibo,
en quechua, en castellano. Vemos y oímos
el violín y el arpa ayacuchana, pero también la guitarra criolla o el cajón afro.
Pasamos de una melodiosa canción selvática, me encanta esa canción, a una
jarana limeña en una quinta. Es un recorrido también por el folclore peruano,
desde donde asistimos a un homenaje al gran Amador Balleumbrosio en el Carmen corazón negro del Perú, a un concurso de danzantes de tijeras en las fiestas de un
pequeño pueblo del altiplano Ayacuchano. Disfrutamos de las fiestas de un
pueblito ayacuchano, vemos a sus habitantes bailar y reír mientras beben
cerveza y chicha y por otro lado disfrutamos también de una noche de fiesta en
una peña limeña, con su pisco y su cerveza y su ambiente más ordenado pero no
por ello menos divertido y participativo. Es por otro lado un recuerdo de las voces
del Perú desde Chabuca Grande a la Gata Sabina. De artistas famosas en Perú
como Magali Solier o la indudablemente
limeña pero seguramente desconocida allí por ser crecida y formada en Madrid Sara Van. Del
afamado guitarrista y compositor Carlos Hayre al reconocido violinista Máximo
Damián mas conocido como Don Maxi, como
le llama la entrañable viejecita, con la que comparte recuerdos de su pueblo.
Es una
historia por otro lado de lugares que
son historia en Lima como el Queirolo del centro de Lima, donde hasta hace bien
poco, un par de años a lo máximo se podía entrar a las ocho de la mañana para
tomar algo de desayuno y no salir de ahí
hasta las seis de la madrugada con unas cuantas botellas de pisco encima cuando ya el sol lucha por abrirse paso entre
la bruma limeña, al mítico pero ahora
cerrado, que lo reabran pero ya, Juanitos en la plaza mayor de Barranco, lugar
en el que si no has estado no puedes decir que has estado en Lima, con sus
paredes repletas de afiches y carteles. Ambos con sus músicos, que por unas
monedas y unos tragos te alegran la noche a base de valses criollos, de
huaynos, de landos.
Y en el fondo,
abrazando, fundiendo uniendo, recorriendo todos y cada uno de los planos de la
película, ya sea por presencia o por ausencia esta el agua, presente en la película desde el inmenso río amazonas
representado aquí por la laguna Yarinacocha , pasando por los arroyos y saltos
de agua ayacuchanos, hasta las playas limeñas ¿el silencio quizás? O el
precioso viaje por la orilla del mar que es el trayecto hasta Chincha.
Es una película
musical, pero no solo eso, es mucho más. Es la esencia viva de una cultura
maravillosa, diversa como pocas que, esta viva y vibrante que sigue siendo. Pero,
también es la despoblación de los pueblos, la macrocefalia de Lima, la guerra y
el dolor causado por esta.
Es una película
con imágenes llenas de fuerza y poesía, ese aprendiz de violinista que vive en
uno de los cerros que rodean Lima y que al atardecer hace sus ejercicios frente
a la inmensa ciudad iluminada que se extiende a sus pies. Esas llanuras
ayacuchanas, solo recorridas por una carretera de tierra que lleva a pueblos
perdidos. Ese violín tocado por el afamadísimo violinista que es Andres
“Chimango” Lares frente al mar en la
playa. Playa donde trabaja vendiendo helados para la marca más famosa de Perú.
Esas imágenes de pueblos irremediablemente vacíos, repletos de fantasmas con
sus casas cerradas esperando el retorno imposible de sus antiguos habitantes.
Por cierto la
reponen del 4 al 14 de Diciembre de nuevo en la Casa de América. Si podéis no
os la perdáis. Aunque no seas peruano o no tengas lazos afectivos con ese país es
una película que llega y con la que se disfruta enormemente
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